jueves, 25 de julio de 2019

¿Surgió el estado español -o la nación española- en tiempos de los visigodos? Sobre la confusión acerca de la "Laus Hispaniae" de Isidoro de Híspalis.

Anoche en twitter me tocó desfacer un entuerto bastante repetido entre los nacionalistas españoles (muchos de ellos con bandera "liberal"): el de que la "unidad de España" (¿de la nación española?, ¿del pueblo español?, ¿del estado español?) surge con el reino visigodo, y que la famosísima "Laus Hispaniae" del bueno de Isidoro de Híspalis (aka san Isidoro de Sevilla, secundario de lujo en Errar es de ángeles) demostraría la existencia de la nación española, allá por los comienzos del siglo VII (año 600 y poco), un siglo antes de la invasión musulmana.

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Copio debajo la famosa Laus en su versión latina original, y a continuación su traducción al castellano, y después os comento unas cosillas.
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LAUS HISPANIAE
1. Omnium terrarum, quaeque sunt ab occiduo usque ad Indos, pulcherrima es, o sacra, semperque felix principum, gentiumque mater Hispania. Jure tu nunc omnium regina provinciarum, a qua non Occasus tantum, sed etiam Oriens lumina mutuat. Tu decus, atque ornamentum orbis, illustrior portio terrae: in qua gaudet multum ac largiter floret Geticae gentis gloriosa fecunditas.
2. Merito te omnium ubertate gignentium indulgentior natura ditavit. Tu baccis opima, vis proflua, messibus laeta, segete vestiris, oleis inumbraris, vite praetexeris. Tu florulenta campis, montibus frondua, piscosa littoribus. Tu sub mundi plaga gratissima sita, nec aestivo solis ardore torreris, nec glaciali rigore tabescis, sed temperata coeli zona praecincta, zephyris felicibus enutriris. Quidquid enim arva fecundum, quidquid metalla pretiosum, quidquid animantia pulchrum et utile ferunt parturis. Nec illis amnibus posthabenda, quos clara speciosorum gregum fama nobilitat.
3. Tibi cedet Alphaeus equis, Clitumnus armentis, quanquam volucres per spatia quadrigas olympicis sacer palmis Alpheus exerceat, et ingentes Clitumnus juvencos capitolinis olim immolaverit victimis. Tu nec Etruriae saltus uberior pabulorum requiris, nec lucos Molorchi palmarum plena miraris, nec equorum cursu tuorum eleis curribus invidebis. Tu superfusis fecunda fluminibus, tu aurifluis fulva torrentibus. Tibi fons equi genitor. Tibi vellera indigenis fucata conchyliis ad rubores tyrios inardescunt. Tibi fulgurans inter obscura penitorum montium lapis jubare contiguo vicini solis accenditur.
4. Alumnis igitur, et gemmis dives et purpuris, rectoribus pariter et dotibus imperiorum fertilis, sic opulenta es principibus ornandis, ut beata pariendis. Jure itaque te jam pridem aurea Roma caput gentium concupivit, et licet te sibimet eadem Romulea virtus primum victrix spoponderit, denuo tamen Gothorum florentissima gens post multiplices in orbe victorias certatim rapuit et amavit, fruiturque hactenus inter regias infulas et oves largas, imperii felicitate secura.
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ODA A ESPAÑA
1. Eres, oh España, la más hermosa de todas las tierras que se extienden del Occidente a la India; tierra bendita y siempre feliz en tus príncipes, madre de muchos pueblos. Eres con pleno derecho la reina de todas las provincias, pues de ti reciben luz el Oriente y el Occidente. Tú, honra y prez de todo el Orbe; tú, la porción más ilustre del globo. En tu suelo campea alegre y florece con exuberancia la fecundidad gloriosa del pueblo godo.
2. La pródiga naturaleza te ha dotado de toda clase de frutos. Eres rica en vacas, llena de fuerza, alegre en mieses. Te vistes con espigas, recibes sombra de olivos, te ciñes con vides. Eres florida en tus campos, frondosa en tus montes, llena de pesca en tus playas. No hay en el mundo región mejor situada que tú; ni te tuesta de ardor el sol estivo, ni llega a aterirte el rigor del invierno, sino que, circundada por ambiente templado, eres con blandos céfiros regalada. Cuanto hay, pues, de fecundo en los campos, de precioso en los metales, de hermoso y útil en los animales, lo produces tú. Tus ríos no van en zaga a los más famosos del orbe habitado.
3. Ni Alfeo iguala tus caballos, ni Clitumno tus boyadas; aunque el sagrado Alfeo, coronado de olímpicas palmas, dirija por los espacios sus veloces cuadrigas, y aunque Clitumno inmolara antiguamente en víctima capitolina, ingentes becerros. No ambicionas los espesos bosques de Etruria, ni admiras los plantíos de palmas de Holorco, ni envidias los carros alados, confiada en tus corceles. Eres fecunda por tus ríos; y graciosamente amarilla por tus torrentes auríferos, fuente de hermosa raza caballar. Tus vellones purpúreos dejan ruborizados a los de Tiro. En el interior de tus montes fulgura la piedra brillante, de jaspe y mármol, émula de los vivos colores del sol vecino.
4. Eres, pues, Oh, España, rica de hombres y de piedras preciosas y púrpura, abundante en gobernadores y hombres de Estado; tan opulenta en la educación de los príncipes, como bienhadada en producirlos. Con razón puso en ti los ojos Roma, la cabeza del orbe; y aunque el valor romano vencedor, se desposó contigo, al fin el floreciente pueblo de los godos, después de haberte alcanzado, te arrebató y te armó, y goza de ti lleno de felicidad entre las regias ínfulas y en medio de abundantes riquezas.
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COMENTARIO
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Resulta evidente en la lectura de este texto, que el término "Hispania" se utiliza en él para designar única y exclusivamente un determinado territorio (lo que hoy llamamos "Península Ibérica", que fue denominado Hispania por los romanos e Iberia por los griegos). Es un concepto de, digamos, mera "geografía física", más que de "geografía política". El único término con el que Isidoro se refiere a Hispania que podría tener alguna connotación política es el concepto de provincia ("reina de todas las provincias", o sea, algo así como "la provincia más excelsa"; es decir, desde el punto de vista político, Isidoro sigue considerando mentalmente a Hispania como una parte del Imperio Romano -o, más bien, del mundo romano, esto es, de lo que él entendía como "la civilización"). Es cierto que por entonces el territorio de Hispania coincidía en gran parte (pero no aún del todo) con el reino visigodo, y que este se había "independizado" de facto de los gobiernos de Roma (trasladado después éste en su "legitimidad" a Constantinopla, que de hecho controlaba en aquellas fechas la costa sureste de Hispania, de Málaga a Cartagena), pero en la mente de un erudito del año 600, Hispania seguía siendo, a lo más, "una provincia".
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Pero, ¿no podría ser el pueblo que habita ese territorio la verdadera "encarnación" de Hispania, entendida como una nación, y no solo como un suelo con sus recursos naturales (que es lo que básicamente alaba Isidoro, pues incluso cuando hace referencia al "factor humano", no habla tanto de "los habitantes de Hispania en general", cuanto de los "príncipes" y "gobernadores"; en latín, "alumni" y "rectoribus"... ojo, no solo gente que ha gobernado en Hispania, sino también de otros que han gobernado todo el mundo romano, p.ej., Trajano, Adriano o Teodosio)? La mejor prueba de que no es en "la nación española" (o "hispana") en lo que está pensando Isidoro al redactar esto, es que el único término de los que usa, que podríamos considerar análogo a nuestra idea de "nación" (o "pueblo"), lo utiliza en plural: "madre de muchos pueblos" (gentiumque mater). La traducción más literal de "gens" sería "linaje" (como en "la gens Julia" o "la gens Claudia"), es decir, un grupo de personas con antepasados comunes; se puede traducir como "pueblo" para referirse a unidades más grandes, que se supone que también están más unidos entre sí por parentesco que con los otros "pueblos". ¿Qué ejemplos podría estar incluyendo Isidoro entre esos "muchos pueblos" de los que nos habla? Un ejemplo sería claramente el "pueblo" visigodo, una minoría pequeña demográficamente (unos 300.000 en una población de unos 6 millones), pero dominante políticamente, y que, por supuesto, tenían en general antepasados diferentes a los demás habitantes de Hispania (de hecho, hasta más o menos esa época tenían prohibido casarse con hispanos), si bien es un poco forzado considerar a Hispania como la "madre" de un pueblo que procedía de Europa Oriental... Pero, al fin y al cabo, los visigodos llevaban rigiendo Hispania (y naciendo en ella) cerca de dos siglos por entonces. Otros "pueblos" serían los que se habían encontrado los romanos y los cartagineses en sus conquistas, entre 900 y 600 años atrás: celtíberos, turdetanos, lusitanos, ilergetes, astures, vascones, etc. Aunque seguramente Isidoro pensaba más bien en las poblaciones que eran sus contemporáneas (algo así como "las gentes de Híspalis", "las gentes de Emérita", "las gentes de Toletum"...).
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En resumen, el concepto de "Hispania" que utiliza Isidoro en su (hoy tan a menudo malinterpretado) texto es exactamente, y en el fondo, el mismo concepto que los escritores romanos habían asociado al término Hispania desde que empezaron a utilizarlo casi un milenio antes. Ninguna diferencia hay en lo que tiene en mente Isidoro al decir "Hispania" con lo que podían tener en mente Julio César o Tito Livio. La idea de "la nación española", como una unidad ¿cultural, demográfica? que formaría la base legítima del "estado español" (o algo así), estaba aún cerca de un milenio en el futuro.