lunes, 9 de septiembre de 2019

¿Por qué no es inmoral que te alimentes de animales?

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Os dejo el enlace a mi tribuna del pasado fin de semana en El Confidencial.
(También podéis ver el artículo "Los límites de la ética animal" que publiqué hace unos meses en InfoLibre, y que complementa algunos de los argumentos).
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Mi artículo ha sido comentado en el blog Veganismo científico, a cuyos autores agradezco el interés en mis opiniones. Voy a responder a continuación a algunas de las críticas allí vertidas, que creo que se deben en gran parte a una lectura apresurada del artículo.
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1) Se critica que en el artículo de El Confidencial "no se aporta bibliografía". Bueno, es verdad, pero es una tribuna de opinión, no un artículo académico ni un "paper" para un "journal" científico. He mirado en un montón de otros artículos de opinión aparecidos en la prensa este fin de semana, y tampoco parece que ninguno considere oportuno aburrir a los lectores con citas bibliográficas (por cierto, las únicas referencias a otros autores que he ofrecido -dato que en el blog no se menciona- son, curiosamente, de autores que defienden el veganismo, como parte de mi afirmación de que el veganismo y el animalismo son hoy en día posiciones intelectuales serias, lo que creo que es una muestra de honestidad por mi parte). Por otro lado, el argumento que defiendo en el artículo no es un argumento "científico", que necesite más "datos" de los que se mencionan de pasada, sino más bien un argumento "filosófico-moral", que cada lector juzgará de acuerdo con su conciencia y su conocimiento de la realidad. Más sobre esto abajo.
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2) Es cierto que he llamado "omnívoros" a los que no somos veganos, y es cierto que ambos términos ("omnívoro" y "vegano") se refieren a categorías diferentes -una biológica, y la otra cultural-, pero lo he hecho sencillamente porque no se me ocurría otra palabra con la que designar a los que no somos veganos, que no me obligase a hacer una perífrasis (si existe tal palabra y me parece no demasiado cargada ideológicamente, estaré dispuesto a utilizarla en vez de "omnívoro"). Creo, en todo caso, que el uso de esa terminología no provoca ni la más mínima confusión en los lectores, pues les permite identificar inmediatamente a qué dos grupos de personas me refiero.
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3) Vamos a lo sustancial: en el blog se dice que "Bonilla argumenta que quienes procuran llevar una dieta vegana no causan menos daño a los animales en comparación con quienes no siguen esta dieta". Aparte de que parece que el autor del blog no se ha tomado la molestia de fijarse bien en mis apellidos, lo peor es que parece no haber entendido cuál es mi argumento, pues definitivamente mi artículo no intenta argumentar en ningún momento que "los veganos causen MENOS daño a los animales" que los no-veganos. De hecho, en varios puntos del artículo se afirma explícitamente que, como es obvio, los omnívoros (o como se nos quiera llamar) causamos la muerte de MUCHOS MÁS animales que los veganos.
Cuando el autor del blog entra a analizar mi argumento en detalle, también expone un argumento que no es ni remotamente parecido al mío. Dice, en efecto: "un argumento que lo divide en dos partes: 1) En la naturaleza muchas crías de animales mueren inevitablemente por causas naturales (predación o inanición). 2) Si toda la población humana se hiciera vegana costaría igualmente el sufrimiento de muchos animales sintientes a causa de la agricultura. El primer error de esta afirmación es que no hay ningún hilo conector entre lo primero y lo segundo". Claro que no hay un "hilo conector" entre las afirmaciones 1 y 2... ¡pero es que no pretendo que lo haya! Lo que yo afirmo es simplemente el punto 2 (pero sin inferirlo de algo así como el punto 1): incluso aunque todos los humanos nos hiciésemos veganos, aun así morirían, como consecuencia de todo lo que es necesario hacer para mantenernos con vida durante una media de 70-80 años cada persona, billones de animales sintientes (no entro a estimar el caso de los que no sabemos con seguridad cómo de sintientes son), o sea, varios miles de animales por cada vida humana de duración media (o sea, al menos unos pocos cientos al año).
No afirmo, ni pretendo que se entienda que eso es lo que afirmo, que el número de animales que morirían a causa de una dieta vegana universal sea igual, ni siquiera parecido, al número de animales que mueren con nuestra dieta actual. (o, como me atribuye el autor de la crítica, que "las muertes de animales a causa de la agricultura son equiparables con las causadas por la ganadería").
Este último número es, lo admito sin absolutamente ninguna reticencia, bastante más alto (¿diez veces más alto?, ¿cinco?, ¿veinte?... estimo que entre esas cifras andará). Pongamos, solo por pensar en cifras concretas, que la vida de un ser humano alimentado durante 80 años con una dieta puramente vegana implica, en total, la muerte de unos 10.000 mamíferos, aves y reptiles, y que la vida de un ser humano alimentado durante 80 años con una dieta omnívora (o como queramos llamarla) implica en total la muerte de unos 100.000 de esos animales (o sea, diez veces más).
Pues bien, mi argumento NO ES algo tan infantil que "¡los veganos causan la muerte de tantos animales como los no-veganos!" (pues ya sé que causan la de muchos menos). Mi argumento es, más bien, que los veganos ponen de manifiesto (si no deciden suicidarse, y más aún si no deciden abstenerse de tener hijos o de disminuir de alguna otra manera la población humana) que esos 10.000 animales que van a morir a causa de que ellos vivan les importan realmente muy poco; o, al menos, la vida de cada uno de esos diez mil animales individualmente les importa muchíííííííísimo menos que lo que les importa la vida de un humano, y no solo la suya o la de sus hijos, pues también alguien podría pensar que bien estaría matar a un ser humano desconocido, si gracias a eso vamos a salvar la vida de diez mil animales (si el humano era vegano), o de cien mil (si era omnívoro).
Mi argumento es, por tanto, que el hecho de que un vegano acuse de inmoralidad a un omnívoro (o como lo queramos llamar) porque el segundo "no valora lo suficiente el sufrimiento animal" sería análogo al hecho (imaginémonos) de que Pol Pot, el dictador camboyano responsable de la muerte de unos 3 millones de sus compatriotas, acusase indignado a Adolf Hitler por genocida, al haber sido este el responsable último de la muerte de unos 50 millones de personas en la Segunda Guerra Mundial. Que sí, que Hitler era un genocida, no lo vamos a negar... ¡pero no es Pol Pot el más legitimado para acusarle de eso! Pues bien, en el caso que nos ocupa, ocurre algo parecido: que sí, que por decidir que la carne permanezca en mi dieta voy a causar la muerte de 100.000 animales a lo largo de mi vida... ¡pero no me acuses de eso, amigo vegano, cuando tú vas a causar la muerte de 10.000! ¿No será (y ahí es donde intento llevar al lector con mi argumento) que causar la muerte de animales no humanos... a lo mejor, a lo mejor, a lo mejor.... resulta que no es algo tan horrorosamente inmoral como los veganos y animalistas os habéis autoconvencido de que os parece?
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4) Vamos ahora a la parte que creo que es más original de mi argumento, y que tampoco parece que el autor del blog haya entendido bien. Mi objetivo no era comparar el número de muertes de animales causadas por la agricultura con el número causado por la ganadería (incluidas las muertes debidas a la parte de la agricultura necesaria para sostener la ganadería), pues, como he dicho en el punto anterior, asumo explícitamente en el artículo que lo segundo es bastante mayor que lo primero. Tampoco es mi objetivo comparar "las muertes de animales producidas en estado salvaje" con "las producidas por la ganadería". Al "hecho biológico trivial" que apuntaba en mi artículo, tan trivial que no creo necesario justificarlo con "datos científicos", pero parece que tan obscuro que, ni mi crítico se ha dado cuenta de él, ni la mayor parte de la gente hasta ahora, es el hecho de que la cantidad de animales que van a morir inevitablemente a causa del cultivo de vegetales para consumo humano (incluso aunque suprimiésemos de nuestra dieta los productos de origen animal) es asombrosamente superior a la que podríamos estimar como solamente consecuencia de los "accidentes" causados por la agricultura (lo que en el artículo llamo "atropellados por un tractor"). Hay un montón de animales que van a morir, no "directamente" a manos de nuestra maquinaria agrícola, pesticidas, etc., sino simple y llanamente porque no van a ser ellos los que puedan comerse los alimentos que hemos cultivado para nosotros. Son animales que nacerán (porque las hembras tienen la irritante costumbre de engendrar crías y más crías), pero que no podrán llegar a reproducirse a su vez, sencillamente porque la cantidad de alimentos disponible para ellos es menor de la que sería si todos los terrenos dedicados a la agricultura estuvieran a su disposición, en vez de a la nuestra. Es decir, la forma en la que incluso un vegano estricto es causalmente responsable de la muerte de animales no es porque un arado los destripe o se retuerzan entre dolores al tomar un pesticida... la forma más habitual en la que muchos animales morirán por causa de los seres humanos es... de hambre (aunque muy a menudo otro bicho los devorará, un poco antes de que acabe con ellos la inanición).
Esto es, ni más ni menos, que el viejo argumento de Robert Malthus: una población de seres vivos tiende a crecer en progresión geométrica, y es la limitación de recursos (alimentos, en definitiva) lo único que hace que, a largo plazo, esa población se mantenga estable.
Por cierto, esos animales no van a morir solo "a causa de la agricultura": insisto en que la principal causa de muerte de animales a la que me estoy refiriendo (y que yo diría que no se suele traer a colación en estos debates, aunque quizás me equivoque) es la muerte debida a que les impedimos acceder a nuestra comida, y eso ocurre no solo en los campos de cultivo, sino en cualquiera de los lugares por los que nuestros alimentos pasan para ser transportados, procesados o almacenados, incluidos los supermercados y nuestras alacenas y frigoríficos. Seguro que mis lectores veganos considerarían totalmente inmoral no compartir la comida que tienen en la nevera con un vecino que está muriéndose de hambre: pues bien, de hecho no la comparten con los miles de ratas que viven debajo de sus casas, lo que llevará inevitablemente a la muerte de muchos miles de las crías de rata que nacen cada día. Si tan horrorosamente inmoral fuese causar la muerte de animales, ese rechazo a compartir nuestro alimento con nuestras vecinas las hambrientas ratitas sería un crimen imperdonable.
En fin, por supuesto que estaría bien que hubiera un estudio científico que estimara con objetividad cuál es exactamente la cantidad de animales que mueren por no poder comerse ellos nuestros alimentos en vez de nosotros, pero desconozco si existe tal estudio, así que no puedo hacer más que una mera estimación mental: ¿cuántos animales podrían alimentarse con la biomasa que produjeran todos los terrenos necesarios para la agricultura (en un mundo en el que todos fuésemos veganos)? Pues, teniendo en cuenta que el tamaño medio de los mamíferos es bastante pequeño (la gran mayoría son roedores), pongamos unos 50 gramos, eso implica, a ojo de buen cubero, que donde come un humano (unos 50 Kg de media) podrían comer alrededor de mil animales. Así que el terreno agrícola necesario para una dieta vegana universal podría mantener con vida a unos siete billones de animales (mil veces más que la población humana), además de los que consiguen sobrevivir actualmente.
Por supuesto, mis cálculos pueden ser incorrectos, pero incluso si lo fueran en una magnitud no demasiado exagerada, aun así seguiría valiendo la conclusión del punto 3: hasta el vegano más estricto (que prefiere no morir, seguir teniendo hijos, y no matar a sus congéneres) está poniendo de manifiesto que la vida humana es para el miles de veces más valiosa que la vida de un animal. Así que, tanto no parece que le importe la vida animal como parece seguirse de su "postureo".
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5) Con respecto al tema del nivel de sufrimiento o bienestar de los animales en las granjas, aquí el autor del blog también parece inventarse el adversario al que pretende criticar, pues en ninguna parte de mi artículo se niega el hecho de que ese sufrimiento existe y es, con toda seguridad, excesivamente elevado en muchísimos casos. El autor parece contestar más bien a alguien que afirmase que dicho sufrimiento no existe o es mínimo, y encima le critica por no "aportar datos" (pero malamente -tra tra- voy a aportar datos para justificar un hecho que no afirmo). Incluso parece que le sienta mal que en algún párrafo del artículo diga yo, precisamente, que estaría bien que hubiera una legislación más rigurosa en este aspecto, pues hasta me critica que esa petición mía la haya hecho yo"sin ningún criterio o estudio".
Pero justamente aquí llegamos al meollo de la cuestión, y a la que creo que es la verdadera diferencia moral entre los animalistas y los demás: en esta parte del artículo yo propongo el que es el criterio moral que me parece más adecuado y justificable en este asunto: nuestra obligación respecto al bienestar de los animales no va tan lejos como pretenden los animalistas ("no causarles ningún daño, o en todo caso, causarles causarles el menor sufrimiento posible"); más bien yo soy de la opinión de que la máxima obligación moral que tenemos frente a los animales es no causarles más sufrimiento que el que los animales tendrían en caso de que no existiera el ser humano. El dogma animalista, como lo he llamado en el artículo ("causar sufrimiento a los animales está intrínsecamente mal desde el punto de vista ético, y por lo tanto debe reducirse todo lo posible") es en realidad insostenible, pues ¿cuánto es ese "todo lo posible" que podemos reducir el sufrimiento animal causado por el hombre? La desaparición de la especie humana sería, seguramente, el medio más eficaz para reducirlo, pues lo reduciría del todo. Y si decimos que "posible" significa "compatible con la existencia de la especie humana", entramos en la discusión de qué tamaño es razonable que tenga la población humana y qué métodos son éticamente justificables para reducir nuestro número a ese tamaño razonable. Por otro lado, la idea, que deja apuntada mi crítico, de que "la naturaleza debe ser intervenida en pos de reducir el sufrimiento de los seres sintientes" es, en realidad, una mera fantasía: aunque los seres humanos viviésemos exclusivamente dedicados a reducir el sufrimiento animal, no creo que pudiésemos reducirlo de manera muy significativa; salvar al conejo que un halcón está a punto de cazar no hace más que condenar a morir de hambre a las crías del halcón; curar la pata de un ciervo herido no hace más que privar de un plato exquisito y necesario a la manada de lobos que lo encontrará si no puede correr, etc., etc. O quizá podríamos inundar la atmósfera con opiáceos, para que todos los seres sintientes se sientan muy felices aunque se los esté comiendo un depredador. En fin, como digo: meras fantasías.
El principio que yo sugiero, en cambio (el de que tenemos la obligación de no causar más sufrimiento a los animales que el que tendrían si no existiera el ser humano, o sea, que el sufrimiento que soportan por lo general cuando viven "en estado natural"), es mucho más realista y razonable, porque no nos exige algo imposible, sino que incluso nos ofrece un objetivo que podemos superar (pues podríamos, con cambios no demasiado difíciles, lograr que los animales que viven a nuestro cuidado en las granjas vivan y mueran por término medio con menos sufrimiento que el que tienen sus parientes en el mundo no-humano).
Comparar en este caso el sufrimiento de los seres humanos y el de los animales (como cuando el autor del blog dice que "creo que Bonilla debería poder acceder a un tratamiento médico si sufriera una muy natural enfermedad") es, sencillamente, ignorar que la inmensa mayoría de los animalistas y veganos (como la inmensa mayoría de la humanidad, incluido mi amable crítico, supongo) pone de manifiesto de manera continua con su propio comportamiento habitual que los derechos que consideran legítimos para los humanos son muy superiores a los que consideran legítimos para los animales, pues, como dije más arriba, estarían dispuestos a hacer muchos más sacrificios para evitar que su vecino humano muriese de hambre, que para evitar ese mismo destino a cualquiera de las ratas que viven cerca de su domicilio, cuya suerte parece que les tiene sin cuidado.
Nótese, para terminar con este punto, de que aquí se trata de una cuestión puramente moral (para la que son irrelevantes los "datos científicos"), pues estamos hablando de cuál es el principio ético que debe orientar nuestra actitud hacia los animales. Los datos científicos serán relevantes a la hora de aplicar el principio, no a la hora de reflexionar sobre él para ver si nos parece moralmente válido. Hasta dónde llegan nuestras obligaciones respecto al bienestar y al sufrimiento animal: la moda vegano-animalista defiende una cosa ("'¡minimicemos el sufrimiento!"); yo propongo algo más modesto y razonable ("¡no les jodamos más de lo que ya les jode la naturaleza!"). En la conciencia de cada uno estará la decisión de cuál de ambos principios preferir.
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6) Con respecto a los "comentarios finales": en primer lugar, soy plenamente consciente de que los derechos y las leyes (e incluso los principios morales) son el resultado de una convención, no algo dado por la naturaleza, por la revelación divina, o por la esencia de la Razón. Estoy de acuerdo en eso con mi viejo amigo Jesús Mosterín, con quien tuve la ocasión de discutir sobre estos asuntos en privado bastantes veces. Pero, precisamente porque los derechos y las leyes son creaciones humanas, seremos los humanos los que decidamos qué derechos conceder a los animales y con qué límites. Los animalistas consideran apropiado que los límites sean unos, y los demás consideramos apropiado que los límites sean otros. Las legislaciones irán cambiando, en este caso como en todos los demás, según evolucionen los consensos sociales. Tal vez dentro de un siglo haya un grado suficiente de consenso sobre la ilegitimidad de alimentarnos de animales. Yo dudo mucho que esa postura vaya a llegar a ser alguna vez lo suficientemente mayoritaria a escala global como para cambiar las leyes en ese sentido. Pero el futuro de la historia es impredecible, y ni los animalistas ni los demás tenemos ni la más mínima certeza objetiva sobre adónde nos conducirá. El mito de que la moral avanza (¿de manera natural?, ¿como la razón histórica de Hegel?) "extendiendo los derechos a un círculo de seres cada vez más amplio" es, en el fondo, solo eso, un mito, una manera de sentirse cómodo con las propias ideas. Los demás tenemos otras maneras de sentirnos cómodos con nuestras ideas, y no está escrito que los animalistas vayan a ganar.
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Y ya por último, en segundo lugar, he tenido la suerte de trabajar con compañeras (y algún que otro compañero) que me han ilustrado muy amplia y profundamente sobre las capacidades cognitivas de algunos animales, un asunto que me apasiona por mi vocación y actitud básicamente naturalistas... pero la conclusión creo que inevitable a la que me lleva todo lo que he leído y me han dado a leer sobre esos temas es que, en efecto, muchos animales tienen unas capacidades cognitivas bastante más desarrolladas de lo que tal vez pensaba el típico zoólogo de hacia 1900 (por no decir la típica persona de hace un siglo), pero no dejan de ser capacidades cognitivas extraordinariamente lejanas a las que hacen que los seres humanos poseamos (como bien me cita mi crítico) un bíos, y no solo una zoé: la capacidad de entender nuestra vida como un proyecto, o de un conjunto de proyectos, de entender la sociedad como un sistema de proyectos inter-relacionados, e incluso la de entender que nuestra vida y la de los demás es limitada y que precisamente dicha limitación (nuestra mortalidad) es lo que le da una inmensa fuente de valor, pues la muerte temprana supone la pérdida irreparable de todos esos proyectos que constituyen nuestra esencia como personas... de modo que, cuando muere un ser humano, el universo pierde algo inconmensurablemente más valioso que lo que pierde cuando muere otro animal. O esa es, al menos, mi opinión.

3 comentarios:

  1. Muchas gracias por responder :)

    Mañana respondo como corresponde, en chile ya es más de la media noche y mañana trabajo temprano. Saludos!

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  2. Sin ti, todo parece estar lleno de gañanes, que de entrada ya los hay, a montones, son tantos que das una patada a la pared y caen cuarenta. Da igual que no hayas conseguido el éxito de Dan Brown con tus novelas; has obtenido el respeto y la admiración de las gentes del lugar, o al menos de mi parte, que no es mucho, pero como yo admiro a muy poca gente, encuentro esto muy significativo. Vuelve; discute, debate y brega. Y sigue escribiendo, pero lo de vender novelas déjaselo a otros, no te entrometas en la promoción y venta del producto. La vida transcurre allí: los tiempos de leer el Marca, ElPaís y ElMundo pasaron. El futuro se permeabilizará a través de ese medio. Entierra a la persona y renace con un personaje. (Y a la de nanolecturas dile que vuelva; que nos conformamos con que ponga el título).

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    1. Hola, gracias.
      De momento, prefiero desintoxicarme. Mi relación con Twitter estaba llevándome a más disgustos que otra cosa. Ya veremos dentro de unos meses.
      Con respecto a nanolecturas, la chica la ha cerrado, en efecto, pero justo antes de que lo hiciera, he podido copiar la lista de libros que había apuntado, y abrir otra cuenta donde seguirá llevando la cuenta de sus lecturas, sin reseña (solo con emoticonos). La cuenta es secreta, pero si alguien se acuerda de alguno de los libros que había en la anterior, a lo mejor puede encontrarla buscando por alguna palabra del título de uno de los libros, o del nombre del autor.
      Un cordial saludo.

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