Ahora que falta un día para que salga la edición en papel de Regalo de Reyes, y como soy un bocazas, no tenía otra cosa que hacer más que escribir un panegírico de la lectura electrónica en un comentario del blog de Daniel Heredia. Os lo copio aquí:
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Yo empecé con la experiencia del libro electrónico hace algo más de cinco años con un primitivísimo Papyre, al que un año después sustituí por un Kindle de gran formato que, hasta ahora, es el que me ha resultado más cómodo para leer, aunque lo cierto es que desde hace dos o tres años casi todo lo leo en un ipad.
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Aparte de la facilidad para almacenar centenares o miles de obras (que en casa, la verdad, ya no tendría dónde meterlas sin caer en el síndrome de Diógenes bibliológico), la tableta permite leer los pdf (que es casi todo lo que leo por trabajo) con gran comodidad, además de poder trabajar con ellos (marcar, subrayar, buscar palabras, enviar enlaces, consultar diccionarios u otra información en internet, etc.), y asímismo los epub (que es casi todo lo que leo por placer) tienen en el ipad un formato de lectura muy cómodo gracias al programa ibooks (puedes ajustar el tamaño y tipo de letra, usar visión nocturna para que no deslumbre demasiado, y por supuesto, también anotar, subrayar, buscar, comentar en redes sociales, etc., etc.). Por supuesto, de vez en cuando leo algún libro en papel, pero reconozco que ahora me resultan incómodos por el peso los que son un poco grandes, y también por la posición en que tengo que cogerlos para leer tumbado en la cama o en el sofá, y no menos importante, porque el tacto del papel (salvo el satinado) me ha dado muchísima dentera desde que era pequeño, aunque me había tenido que acostumbrar (qué remedio), pero ahora la falta de costumbre de tocar el papel hace que vuelva a experimentar esa sensación tan desagradable cuando paso las páginas de un libro.
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Lo peor de la lectura en la tableta, a mi juicio, es que fomenta descaradamente la distracción, pues tienes a un click cosas como el correo, tuiter, páginas de internet y juegos, pero, en fin, me consuelo pensando que eso le da más mérito a las horas pasadas en la lectura (y sigo leyendo una media de dos libros a la semana). También es cierto que los ojos se cansan más que con un libro de papel (salvo que éste tenga la letra muy pequeña) o con un e-reader, pero, qué demonios, exactamente lo mismo decían de la lectura en papel, ¿o es que no os acordáis?, y seguramente tenían razón (la miopía está muy relacionada estadísticamente con el tiempo que se pasa leyendo de joven, por lo visto).
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