En efecto, eso es lo que dura el día de hoy, por ejemplo, uno de enero de 2017, como habréis podido comprobar viendo las cansinas noticias sobre la llegada del año nuevo a diversas partes del mundo.
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El día 1 de enero llegó "ayer" a la ciudad de Naukan (en la costa siberiana del estrecho de Bering) cuando en Madrid eran todavía las 13h del 31 de diciembre. Pero a estas horas, cuando escribo esta entrada, aún le faltan un par de horas para llegar a la ciudad de Gales, en la costa americana del mismo estrecho, justo al otro lado de la línea internacional de cambio de fecha. Las 24h del día 1 de enero de 2017 llegarán a (ese) Gales cuando en Madrid sean las 13h del 2 de enero.
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Por lo tanto, ha sido 1 de enero de 2017 en algún punto de la superficie terrestre durante 48 horas seguidas: desde las 13 h (de Madrid) del 31 de diciembre de 2016 a las 13h (de Madrid) del 2 de enero de 2016.
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Pero claro, no hace falta estar pisando la superficie de la tierra para que sea la hora que es en el reloj de uno. Podríamos, por ejemplo, habernos subido a un avión en Naukan cuando allí comenzó el 1 de enero, y haber viajado de este a oeste con la velocidad justa para aterrizar en Gales (Alaska) cuando allí está acabando el 1 de enero. Si hacemos eso, habremos estado 48 horas seguidas disfrutando el día 1 de enero.
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