lunes, 4 de mayo de 2020

LA "CONJETURA DE ZAMORA": LA DESIGUAL DISTRIBUCIÓN DE ESTUPIDEZ Y MALDAD EN EL ESPECTRO POLÍTICO.

Decía Carlo María Cipolla, en la segunda de sus cuatro leyes sobre la estupidez humana, que "la probabilidad de que una persona dada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica propia de dicha persona". Quiero permitirme presentar una conjetura contraria a esta ley: al fin y al cabo, sería extraño que una característica cualquiera de los seres humanos, o de cualquier otra entidad, fuese totalmente independiente de todo lo demás. Lo más probable es que, aunque la probabilidad de ser estúpido sea muy constante, no sea completamente constante, sino que pueda variar arriba o abajo alrededor de la media, al menos en alguna medida. También es curioso que, sobre las otras tres características que Cipolla maneja en su teoría (ser inteligente, incauto o malvado), no insista tanto en su posible distribución estadística totalmente homogéna.
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Quiero presentar, pues, una conjetura dividida en dos partes, que corregiría ligeramente aquel enunciado, y que se refiere al espectro político. No sé qué os parecerá, pero ahí la dejo. Es una conjetura sobre la población en general, por lo que debe de entenderse referida más a los votantes y simpatizantes de determinados partidos, que a los líderes o mandatarios de esos partidos.
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1. Tanto la probabilidad de que una persona sea estúpida, como la probabilidad de que una persona sea malvada, aumentan a medida que nos acercamos a los extremos del espectro político.
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2. A medida que nos acercamos al extremo izquierdo del espectro político, la probabilidad de que la persona sea estúpida aumenta más que la probabilidad de que sea malvada. Por el contrario, a medida que nos acercamos al extremo derecho del espectro político, la probabilidad de que la persona sea malvada aumenta más que la probabilidad de que sea estúpida.
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